Ya nuevamente México se perfila para otro posible récord. Sus exportaciones de atún aleta azul alcanzaron 80.6 millones de dólares de enero a julio de 2019.
México exportó atún aleta azul por un valor de 123 millones de dólares en 2018, lo que representó un récord.
El anterior máximo histórico fue en 2016, cuando estas ventas externas sumaron 87.5 millones de dólares.
Ya nuevamente México se perfila para otro posible récord. Sus exportaciones de atún aleta azul alcanzaron 80.6 millones de dólares de enero a julio de 2019.
De esta última cifra, a Japón se dirigieron ventas por 61.1 millones de dólares; a Estados Unidos por 16.5 millones, y a Corea del Sur, por 1.2 millones, según datos de la Secretaría de Economía.
Atún aleta azul, su producción
Actualmente en México, los estados pertenecientes al litoral del Pacífico capturan organismos juveniles del atún aleta azul en alta mar, los cuales son confinados en ranchos de engorda para su posterior comercialización.
La actividad de estos ranchos comenzó en México en el año 1994, específicamente en la Isla de Cedros en Ensenada, Baja California.
Durante la época permitida de captura se seleccionan organismos de más de 12 kg (que corresponden aproximadamente a peces de 2 años de edad), los cuales se llevan a los ranchos atuneros ubicados en Baja California para engordarlos dentro de jaulas flotantes.
Los organismos que se obtienen de esta forma tienen una sobreviva del 95%, y el tiempo que dura la engorda es de 6 a 8 meses. Se cosechan cuando alcanzan pesos de 35-45 kg.
La tendencia dentro de esta actividad es convertir la engorda de atún en una industria biotecnológica completa, para no depender de los juveniles de atún de las poblaciones naturales marinas.
Sin embargo, este tipo de prácticas aún no contribuye con un volumen importante a la producción total de atún, por lo que la mayoría del volumen sigue siendo obtenido mediante la captura.
El atún de aleta azul pasa su vida nadando constantemente a través de los océanos recorriendo de dos a tres kilómetros por hora, a pesar de que son capaces de alcanzar velocidades de 70 kilómetros por hora.
Se alimentan de manera oportunista aprovechándose de una amplia variedad de otros peces y crustáceos, cefalópodos (como el calamar y el pulpo) y otros animales marinos.
Fuente: Opportimes