China registra un auge en las importaciones de aguacate de México, Chile y Perú con un volumen que en 2018 alcanzó las 46 mil toneladas.
China registra un auge en las importaciones de aguacate de México, Chile y Perú con un volumen que en 2018 alcanzó las 46 mil toneladas, y que se asocia al creciente interés de los asiáticos en consumir alimentos saludables, dijeron ayer fuentes médicas y agropecuarias.
Las importaciones de aguacate de China fueron sólo de 31,8 toneladas en 2011, pero en 2017 la cifra superó las 30.000 toneladas, un aumento de más de 1.000 veces, refirió la agencia noticiosa china Xinhua.
Jorge Ramírez, jefe ejecutivo de Camposol, uno de los productores y exportadores más grandes del mundo de palta (el otro nombre del aguacate) de la variedad Hass, dijo que está en curso “un crecimiento robusto en el sector en China, de 33.500 toneladas en 2017 a 46.000 en 2018″.
Camposol comenzó a exportar aguacate a China en 2016 y se convirtió en el mayor exportador peruano del fruto al país asiático. En 2018, la compañía exportó 3.700 toneladas a China, lo que representa el 22 por ciento de la cuota de mercado en la temporada de producción en Perú.
La popularidad de esta fruta se atribuye, aparte del aceleramiento de la apertura económica, al auge de la “economía de las calorías” en el país asiático.
El aguacate era un producto muy exótico para los consumidores chinos. “Cuando la palta mexicana entró inicialmente en el mercado chino, no se vendía mucho y durante años a muchos les resultaba desconocida”, recuerda Huang Xianhua, gerente general de Ouheng Import & Export, empresa de la provincia de Zhejiang, en el este de China.
Cuando se empezó a comercializar por Internet y se empezó a destacar publicitariamente su valor nutricional, el aguacate se popularizó rápidamente, según Huang.
A medida que China se internacionaliza y abre al mundo, los consumidores van probando muchos productos importados. “Los chinos, sobre todo la generación más joven, están cambiando sus hábitos alimentarios: de pura cocina china a la mezcla de china y occidental”, señala Ramírez.
Hoy en día se ven muchos ingredientes provenientes de América Latina en restaurantes que se especializan en “alimentos ligeros”: jugos energéticos compuestos de semillas de chía, bananas, piñas y maracuyá, ensaladas de mango, aguacate y pollo, junto con muchos platos, son muy populares entre los chinos.
“El cambio refleja que más gente empieza a tener conciencia de la importancia de comer alimentos saludables”, explica Miao Miao, médica especialista en nutrición del Hospital de Salud Maternoinfantil de Nanjing.
Una canción llamada “Calorías”, que expresa directamente el anhelo del público por la belleza, la delgadez y la salud, se ha popularizado en China desde 2018.
Wang Jing, que también vive en Nanjing, contrató 100 sesiones de gimnasio por 30.000 yuanes (unos 4.260 dólares). “Cuando trabajo, me siento casi todo el día en la oficina sin hacer ejercicio. Ahora conecto de vez en cuando con mi entrenador por Wechat para hablar sobre mi estado físico y controlar la dieta”, explica.
Hacer ejercicio ya no se limita hoy a ir al gimnasio o salir a correr, y cada vez más gente solicita clases privadas y compra brazaletes electrónicos o relojes deportivos que calculan el consumo de calorías, los kilómetros o los pasos del ejercicio, aparte de tomar menos aceite, sal y azúcar.
Según cifras oficiales, el coeficiente de Engel, que mide la relación entre los gastos alimentarios y totales de las familias, en China fue del 28,4 por ciento en 2018, lo que muestra la mejora del consumo en el país.
Fuente: Meridiano.mx