El secretaría de Economía, Ildefonso Guajardo señalo que tanto el gobierno, como la iniciativa privada están preparados y tienen listos diversos escenarios que les permitirán iniciar una revisión del TLCAN.
En el momento en que Estados Unidos aplique su política de castigar importaciones y premiar las exportaciones estadounidenses, México recurrirá a una acción espejo para contrarrestar los efectos que esto puede causar a la economía mexicana, comenta el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal. Ante la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con la llegada del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el funcionario comenta que tanto el gobierno como la iniciativa privada están preparados y tienen listos diversos escenarios que les permitirán iniciar una revisión del acuerdo en el que participan Estados Unidos, Canadá y la economía mexicana.
El titular de la Secretaría de Economía y quien fue parte del equipo negociador del TLCAN, recuerda que a fines de 1991, cuando se negoció el tratado trilateral hoy vigente, se demostró que México tiene capacidad y talento para sentarse en la mesa de diálogo y defender sus intereses. Para Guajardo en todo proceso de negociación se debe ser proactivo, por momentos ofensivos y también estar a la defensiva, pero en todo momento lo mejor es estar preparado a todos los escenarios para evitar ser solamente reactivo a los planteamientos de las contrapartes. En entrevista con EL UNIVERSAL asegura que no debe subestimarse la capacidad de negociación de México, ni la importancia que tiene como país en América del Norte.
Si bien dice que, junto con el sector privado, han trabajado en diversos escenarios de renegociación desde 2016, eso no significa que se tengan cubiertos todos los escenarios hasta que no se dé el primer encuentro entre los grupos que convendrán el acuerdo. Sobre el alejamiento de inversiones estadounidenses por presiones del presidente Trump, Ildefonso Guajardo dice que en muchos casos obedece a negocios que hace tiempo recibieron apoyos del gobierno de ese país para continuar operando. El secretario expuso que todos deben tener claro que no estamos ante un vacío de regulación porque el Tratado de Libre Comercio de América del Norte sigue vigente y mientras no se dé marcha atrás seguirán aplicándose las reglas de libre comercio. “Mientras está negociándose sigue estando vigente el TLCAN, pero parecería que de facto estamos en un vacío de regulación y no hay vacío, está vigente el TLCAN”, expone.
¿Cuáles son las premisas sobre las que se llevará adelante la renegociación del TLCAN?
—Hay una percepción nacional de que México tiene poco que hacer frente al imperio [Estados Unidos], pero tenemos muchos elementos para mostrar la importancia que México tiene en temas esenciales de Estados Unidos, no sólo en la parte económica también con respecto a factores políticos, de seguridad nacional, migración. Entonces nunca debemos de minusvaluar los elementos que tiene México para sentarse en una mesa de diálogo con Estados Unidos. Debemos tener la firme convicción de que somos muy importantes para establecer una región próspera, segura y estable.
¿Hablamos de no subestimar a México en la renegociación?
—Exactamente. 1994 fue la primera vez en la historia en la que pudimos mandar el mensaje de que hay espacio para sentarse en una mesa, en donde obviamente se respeten los países involucrados y en donde mostramos que tenemos la capacidad y el talento para conducir un proceso de diálogo que lleve a una fórmula donde todos ganen.
Como negociador del TLCAN hace 26 años, ¿qué elementos deben de tomarse en cuenta en la próxima renegociación del tratado que se aprendieron durante la negociación del TLCAN?
—Si mal no recuerdo la negociación se inició a fines de 1991. De los ecos de 1991 siempre se hablará que lo más importante para terminar una negociación fue tener el contenido necesario para cerrar. La negociación la determinan los contenidos, no los tiempos, pero hay un factor que no juega a nuestro favor y es la incertidumbre que genera la negociación del TLCAN porque este hecho ha tenido claro impacto en el mercado financiero y en el tipo de cambio. Siguiendo el principio básico, es fundamental que el tiempo no determine la negociación, porque el contenido es la sustancia. Ante ello, debemos de estar conscientes de que tenemos que administrar la incertidumbre.
¿Cómo van a administrar la incertidumbre?
—Habría que ayudar a reducirla partiendo de los objetivos y términos de una negociación, lo que ayudará a tranquilizar a los mercados.
¿El gobierno tiene los diagnósticos de los sectores del país que se utilizarán durante la renegociación?
—Me he reunido con la mayor parte del sector privado, a través del famoso cuarto de junto. Se ha estado platicando para ir adelantando diferentes escenarios y claramente esos escenarios están en función de la información que tenemos disponible públicamente. Esa información que está disponible, como el que un sector sindicalista de Estados Unidos pide que se regresen las inversiones a América del Norte. Se escuchan también ideas acerca de cómo incorporar en las reglas del juego los temas de estándares laborales, o medioambientales, comercio electrónico, entre otros. El sector privado ha construido una agenda de escenarios para no estar reaccionando a última hora a las propuestas. Se buscan tener los márgenes y espacios de maniobra para la renegociación de manera proactiva. De lo que ha estado en la opinión pública, porque todavía no se inicia el diálogo, el sector privado ha estado trabajando en escenarios. Pero eso no quiere decir que tengamos todos los escenarios cubiertos. Y eso no se verá hasta que tengamos el primer encuentro en el que pongamos en la mesa nuestras ideas y escucharemos las de la contraparte.
¿Cuántos escenarios tienen?
— Son escenarios que incluyen los temas que se han posicionado públicamente, que son los factibles.
¿Qué estilo de negociación veremos, proactivo o reactivo?
—Sin duda en cualquier negociación las partes deben de tener una estrategia proactiva, ofensiva y defensiva, es parte esencial de todo proceso.
Empresas estadounidenses han cancelado inversiones en México por presiones de Trump, ¿qué tan profundo es el daño para la economía mexicana al ver salidas de inversiones como la de Ford?
—Todas las unidades de las plantas que hay en México se mantienen. Lo que de alguna manera ha generado ruido y el malestar han sido presiones específicas sobre algunos proyectos de inversión que iban a realizarse en México. Sin embargo, hemos sido muy claros de que la política pública no se construye de manera anecdótica. Tenemos una inversión récord en México, en lo que va del sexenio, de 127 mil millones de dólares y 63% viene de países distintos a la de Estados Unidos. Si realmente afectara la salida de inversiones sería de una tercera parte de la inversión que viene de Estados Unidos. Pero afortunadamente cuando analizas son empresas con comportamientos atípicos o que tienen alguna dependencia con el gobierno. Carrier continuó el proyecto de expansión y no canceló el proyecto. La segunda tiene que ver con una automotriz que en 2009 fue rescatada por el gobierno de Estados Unidos. Son empresas con un grado amplio de presiones pero afortunadamente no es el mismo caso de todas las empresas estadounidenses que hay en México. Si bien, el decir que saldrán inversiones de un país para llegar a Estados Unidos son mensajes comunicacionalmente rentables para un presidente que hizo de su discurso de campaña éste tipo de noticias no son realmente una política pública, la diferencia es que los presidentes cuando toman protesta deben pensar en una base de política pública.
Se pensaba que Trump podía hacer un cambio de discurso pero no hay cambio en el mensaje, ¿entonces veremos que se impondrán aranceles a productos mexicanos?
—Estos temas son de ocuparse para tener alternativas y reaccionar de la mejor manera posible. Entonces, este fenómeno de pensar que será más difícil para los empresarios invertir fuera de Estados Unidos por los esquemas fiscales que castigarán las inversiones fuera de ese país es una preocupación que tiene todo el mundo.
¿Qué hará México?
—Es claro que tiene considerada una política fiscal que va a premiar las exportaciones y castigar las importaciones. Eso sin duda amerita dos elementos de acción. Si eso viola las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) todos los países irán a la OMC, pero si no fuera violatorio de las reglas comerciales, en automático los países tendrán que compensar los efectos que les generaría esa situación. Eventualmente, la Secretaría de Hacienda está revisando estos estándares y las posibilidades de que esto se materialice y tomará las decisiones.
¿Habría necesidad de reconsiderar el sistema fiscal de México ante los cambios que se darán en EU?
—Si hay alguna acción que castigue las importaciones al mercado norteamericano e incentive las exportaciones estadounidenses tienes que reflejarlo en una acción espejo para contrarrestar el cambio de incentivos que esto haría para la actividad y la inversión en México.
¿Qué otros mecanismos se tienen además de la acción espejo?
—No sabemos qué acción se va a tomar, dependiendo de lo que se decida en Estados Unidos se evaluará.
¿Podemos pensar en reducir impuestos, como lo plantea el presidente de Estados Unidos?
—No tanto reducir impuestos, esto no le toca a la Secretaría de Economía. Sino sería algo que mandataria el Presidente. Pero hay que esperar a ver las políticas que implemente el presidente Donald Trump.
¿Qué cosas son aceptables en la renegociación del TLCAN?
—Todavía no se inicia el diálogo y no podemos adelantarnos. En toda negociación debe de fijarse cuáles son los límites y el espectro de cosas que no funcionaría. Pero tenemos que escuchar expectativas y propuestas. Anticipar los elementos de aceptabilidad sería como darles información anticipada para saber cuáles son sus propuestas para la modernización.
¿Se aceptaría un aumento de aranceles?
—No digo que haya cosas aceptables o no aceptables sino que yo voy a reaccionar hasta que se conozcan las propuestas.
¿El acuerdo es de buena voluntad y si hay alguna parte que no quiera estar se acabaría?
—La ley que priva hoy la relación comercial de América del Norte es el TLCAN y, mientras estemos negociando, la ley que privará va a seguir siendo esa. Es importante que se asimile por los agentes económicos porque parecería que de facto estuviéramos en un vacío pero no hay vacío de regulación. Hoy se tiene un acuerdo vigente y el hecho de que se establece un compromiso de dialogar para una modernización o actualización del acuerdo se hace para hacer algo más consistente.
¿Están preparados para iniciar la renegociación?
—Podemos decir que estamos preparados para una renegociación. Siempre hemos podido decirlo y desde el año pasado obviamente tomando en cuenta la dirección de la realidad estamos preparados para llevar diferentes escenarios.
Fuente: El Universal