En los últimos años, es común escuchar en el ámbito empresarial la palabra exportación, internacionalización, comercio exterior etc… en muchos de los casos (por desconocimiento o impaciencia) son decisiones que se toman a la ligera, sin evaluar los efectos tan devastadores que pueden llegar a ocasionar en la estructura económico-financiera de una PYME, pero ¿qué hay detrás de todo esto?, ¿cómo puedo saber si la decisión de exportar o internacionalizarse es correcta?, ¿cómo debo afrontar este paso?…¿Qué puedo exportar?
¿Qué hay detrás de la internacionalización?
1.- Mentalidad Exportadora. Quisiera mencionar que para llevar a cabo este proceso el primer paso que debemos llevar a cabo es convertir nuestra mentalidad en INTERNACIONAL (No existe limitación, nosotros somos la única limitación). Es primordial para el buen desarrollo del proyecto que, tanto los responsables directos como aquellos trabajadores que puedan verse afectado por esta decisión se encuentren 100% mentalizados e informados del proyecto que se va a realizar.
2.- Competitivos. Podemos exportar productos o servicios siempre y cuando cumplan los requisitos (calidad, sanitaria…) y asistencia mínimas (asesoramiento y requisitos técnicos, atención al cliente, tiempo de entrega…) del país o cluster económico de destino. Tener en nuestra posesión determinados certificados condicionará en gran medida nuestro éxito. Por poner un ejemplo, si nuestro público objetivo es islámico, el certificado árabe Halal (que en árabe significa “Todo lo que está permitido y es beneficioso”) se convierte en un requisito obligatorio por imposición del mercado.
3.- Capacidad de Producción. Llevar a cabo un cauteloso análisis del mercado al que queremos dirigirnos será vital para conocer la posible demanda potencial, y estudiar con ello si tenemos la capacidad productiva necesaria para satisfacer a ese mercado.
4.- Adaptabilidad VS Estandarización. Hay que tener un amplio conocimiento del terreno que queremos pisar para aplicar una política de adaptación del producto. El dilema que aquí nace radica en las controversias de establecer una estrategia global o decantarse por una multidoméstica. Normalmente, la mayoría de las empresas suelen utilizar una estrategia intermedia, aplicando una estrategia global realizando a su vez las modificaciones oportunas para ser capaz de adaptar en su justa medida el producto o servicio.
Además de todo lo anterior, existen multitud de aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de comenzar esta andadura, tales como: costes de transporte, facilidad para hacer negocios en el país, Impuestos y aduanas, nivel de corrupción, etc…
Como toda decisión en una empresa, hay que meditar, sopesar y estudiar minuciosamente todos y cada unos de los aspectos que nos pueden afectar directa o indirectamente por el proyecto que vamos a realizar. La decisión de Internacionalizar una empresa debe tomarse como un aspecto puramente estratégico (a largo plazo), alimentarlo de todos los recursos necesarios para llegar a un buen fin, y poder recoger sus frutos en un futuro no muy lejano
Fuente: Internacionalmente